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Ramin Tayani – Persona Notable

Eximio oftalmólogo y cirujano plástico oftálmico, graduado de UCI, UCLA, MCW, Yale y Harvard está dedicado a velar por la salud y estética de su comunidad del sur de California.

El doctor Ramin Tayani crece bajo ambiciosos niveles de superación y responsabilidad, valores que ha enarbolado en cada misión que ha emprendido en su vida. El doctor Ramin Tayani basa su práctica de excelencia quirúrgica en sus altos principios morales y de familia, y ofrece su vasto caudal de conocimientos y experiencias recaudados durante sus casi 18 años de estudios y entrenamientos descoyantes  que incluyen una práctica médica en la universidad de Yale con el Dr. Ali Khodadoust, oftalmólogo reconocido mundialmente; su residencia médica en el colegio médico de Wisconsin, Meca de cirugía de retina en el mundo y en donde se encontraban los mejores médicos plásticos oftálmicos del país. Su ascendente carrera de perfeccionamiento constante se completa cuando se gradúa de cirujano plástico oftálmico en la Universidad de Harvard.

Además de su ejemplar trayectoria médica, es un brillante hombre de negocios, su firma, Tayani Eye Institute Med-Aesthetics, cuenta hoy con siete centros con tecnología de avanzada dedicados al cuidado de la vista y cirugía estética. Hombre ejemplar para su familia y comunidad, transmite su admiración y gratitud a la tierra que adoptó, remarcando que California es el lugar más bello del mundo.

El doctor Ramin Tayani nace en Tehran, Irán, durante una de las épocas más difíciles en la historia de ese país, razón por la cual sus padres se trasladan a Holanda cuando el tenía un año. Ellos sienten que el mejor lugar del mundo para mantener una familia y educar sus hijos era los Estados Unidos. Otra vez empacan y llegan a Boston, el Dr.Tayani tenía dos años. A la edad de tres, se trasladan a Los Angeles. El doctor Ramin Tayani tiene un hermano menor por sólo once meses, pero diferencia suficiente para marcar que él sería su guardián más celoso cuando el tenía 13, durante el año que les tocó vivir lejos de sus padres para estudiar en Ohio, lugar desconocido y lejano.

La familia, con sus dos hijos pequeños, se establecen finalmente en Los Angeles, su padre, con energía sorprendente e inagotable, trabaja arduamente para mantenerlos y comienza a estudiar ingeniería en las noches por cuatro años, logrando su título en USC. Ramin crece bajo esos ambiciosos niveles de superación y responsabilidad, valores que ha enarbolado en cada misión que ha emprendido en su vida.

Pasaron cuatro años, su madre estaba dedicada exclusivamente al cuidado y atención de su familia y cuando los niños crecieron y empezaron a ir a la escuela, pasaba largas horas sola y comenzó a extrañar la vida que tenía en Irán. Su familia es muy grande y son muy unidos, ella tiene seis hermanas y dos hermanos, añoraba volver.

La familia regresa a Irán. La algarabía de todos es indescriptible, su madre vuelve a sentirse muy bien, los niños no cesan de jugar con todos sus primos, eran 37. Esa interacción entre familiares y reuniones gigantescas era lo que su madre extrañó tanto en EU.

“Tenía 7 años cuando regresamos a Irán, permanecimos allí por seis inolvidables años. Mi madre estaba feliz con toda su familia, íbamos a la escuela, cursé desde el segundo grado al séptimo, conocíamos a todos, disfrutábamos y jugábamos todo el tiempo con amigos y primos”, dice el doctor.

Pero en 1978 comienza la revolución en Irán y todo cambió, las escuelas empiezan a cerrarse y la inseguridad está presente en todos lados. Su padre se preocupa mucho por el futuro de sus hijos y su educación. La familia no tenía ningún vínculo político pero a él le urgía sacarlos de inmediato. Los manda acompañados por su mamá a la casa de un tío que estaba radicado en US desde hacía muchos años en un pueblo pequeño de Ohio, por un breve tiempo, hasta que encontrara un internado en donde ellos vivieran y estudiaran. Su papá debió quedarse porque tenía su trabajo allí y era el que los mantenía.

La única escuela relativamente cerca de donde vivía su tío y que aceptaba alumnos en la mitad del año escolar fue Culver Military Academy, así que su madre los inscribe allí en donde vivirían y estudiarían todo el tiempo. Su madre regresa a Iran y Ramin y su hermano menor se quedan solos y alejados de esa familia tan grande y unida, con tantos primos y muchos amigos que dejaron en Irán. Ahora se encontraban en un lugar desconocido, en un colegio enorme pero con pocos alumnos. La escuela se encontraba en el medio de 1800 acres, tenía su propio lago, su propio aeropuerto, ¡era increíble! Su padre pagó 15.000 dólares por cada uno de ellos ese año, un sacrificio enorme para la familia. Ramin tenía 13 años y su hermano 12 y él debía velar por su hermano menor.

¿Encontró algún profesor u otra persona en quién apoyarse durante el tiempo que estuvieron solos?

No, pero hablábamos por teléfono con nuestros padres todo el tiempo. Visitamos también a nuestro tío un par de veces. Su casa estaba a tres horas y media de viaje en autobús, ellos vinieron también a vernos algunas veces. Pero por suerte su papá consiguió trabajo en la corporación Fluor en Irvine, California, y a los seis meses se instaló allí. Un par de meses después mi madre vino de Irán y finalmente ellos volvieron a estar juntos.

Cuando el año escolar en la academia terminó, Ramin y su hermano tomaron un autobús en la pequeña ciudad de Culver para llegar a Chicago y luego continuar en avión hacia Irvine. “Nuestro padre siempre nos inculcaron ser responsables, saber estar consigo mismo, hacerse cargo económica y emocionalmente y muchos otros valores que llevamos plasmados en nuestro ser. Trabajé con mi tío en Ohio, durante ese mes y medio que mamá y nosotros permanecimos en su casa. Mi tío tenía un negocio y al instante que comencé a ayudarlo él decía: ‘mientras Ramin esté encargado del negocio yo puedo ausentarme confiado de que todo estará bien’. Yo sólo tenía 13 años”, dice el doctor. Aún conserva ese primer gran cheque y con orgullo cuenta que cuando se traslada a vivir a Irvine comenzó casi de inmediato a trabajar en Del Taco para ganar dinero para sus gastos personales.

En la academia de Ohio lo ubican en dos cursos más alto porque la educación en Irán era más avanzada. Al año siguiente, cuando sus padres están establecidos en Irvine, continúa sus estudios en la escuela University High en Irvine y tres años después se recibe de 16 años. Durante ese último año, estudia materias en Saddleback College, así que cuando ingresa a la universidad de UCI ya estaba un año adelantado por los créditos que había acumulado.

Al doctor le gustaba trabajar en restaurantes elegantes, así que de 16 años y recién recibido de la secundaria ese verano, logra hacerse pasar por alguien mayor, se veía muy aplomado, y continuó en ese oficio hasta sus 18. Comenta entretenido que en el lugar en donde hoy se encuentre el Holliday Inn en Laguna Beach solía haber un muy especial y cálido hotel, todo amoblado con piezas antiguas, cada habitación estaba decorada en base al arte de un determinado pintor al que estaba representando y su restaurante era muy sofisticado llamado Gauguin. El trabajaba allí.

A los 16 años había ahorrado 5.000 dólares. “Llamé a mi papá y le conté que quería comprarme una casa pero cuando supo el dinero que tenía me dijo que no era suficiente, entonces le propuse que él pusiera otros $5.000 y nos comprábamos un condo juntos. Así lo hicimos, compramos uno en Irvine por $110.000”, dice orgulloso.

“Mi padre me había enseñado a ser independiente económicamente así que yo me costeaba todo los gastos personales, las cuotas de la universidad, seguro de auto, ropa. Pero él quería pagarme los estudios así que tuve que hacer un trato: él sólo pagara las materias que me sacara 3.5, y las que fueran más bajas, las pagaría yo”, dice orgulloso.

Y, cuando le preguntan a quién de los dos padres él se parece más, contesta divertido: “¡Saqué lo mejor de los dos!”

¿Por qué elige oftalmología?

En el 6to grado en mi escuela en Irán, en la clase de biología nos enseñaban los sentidos: el oído, la vista, el tacto, el gusto y el olfato. Yo me sentí muy intrigado por los ojos y oídos, solía dibujarlos todo el tiempo, deseé saber más y decidí estudiar sobre ellos.

Mientras cursaba la secundaria, el doctor hacía trabajo voluntario en una enfermería durante las tardes porque quería ser doctor. “Me encantaba ayudar a la gente y veía cómo los doctores tenían una vida buena y hacían el bien a su comunidad”, reflexiona el doctor.

Así que resuelve estudiar medicina e ingresa a UCI y en su primer año hace trabajo voluntario en una clínica. “Al comienzo me dieron trabajo de oficina pero al poco tiempo les dije que preferiría trabajar con los doctores y los pacientes. Tenía una relación muy buena con ellos, me apreciaban mucho así que me pusieron a trabajar como asistente de los técnicos. Yo veía cómo los pacientes llegaban con una visión deplorable, no podían leer, no podían conducir, los operaban y, ¡boom! al día siguiente podían ver perfectamente. Observaba cómo los pacientes abrazaban al médico, tan agradecidos, me emocionaba tanta gratitud. Estaba convencido que yo quería ser un doctor también”, dice el doctor.

¿Qué hizo después?

Trabajé arduamente para entrar a la escuela de medicina, no fue fácil, no tenía ningún médico en la familia que pudiera guiarme, tuve que trabajar 3-4 trabajos y asistir a la escuela al mismo tiempo, siempre me exigí hacer lo máximo. Quise ingresar a la mejor universidad pero la de Chicago, la número 8 en el país, costaba $18.000 al año así que con los gastos de alquiler de departamento, libros y comida costaría de 25 a $30.000 al año. UCI era la tercera escuela de medicina más accesible, costaba $1.347 por año así que comparé entre $18.000 a $1.347 por año y decidí por UCI. Fue muy difícil poder ingresar en ella por lo mismo, por ser tan conveniente. Pero lo logré, viví en casa con mis padres por un año y medio y pagué esa cuota pequeña para mis estudios. Además, encontré allí a Kathy, la que sería más adelante mi esposa.

¿Tomaba clases también?

Ella ya estaba terminando sus estudios como físico terapeuta en UCI, yo recién ingresaba.

Con ojos traviesos el doctor nos dice: “En realidad nos conocimos cuando teníamos 16 años, cuando terminé la secundaria. Kathy tiene un hermano mayor que yo y una prima. Un día yo estaba visitando a una de mis mejores amigas del colegio en su departamento, ella lo compartía con una chica que resultó ser prima de Kathy, y ella estaba allí de visitas también. De inmediato me fijé en esa hermosa jovencita, comencé a hablar con ella y terminé pidiéndole su teléfono. Pero muy pronto recibí un mensaje que no podía llamarla más, su padre había llegado de Irán y no le permitía que nadie la llamara. Allí terminó la comunicación. Pero al estar conectados con la comunidad persa nos veíamos ocasionalmente en reuniones, no había ninguna relación entre nosotros, sólo un ‘hola’ y ‘adiós’. Ocho años más adelante, en una función persa conversamos mucho, ella me pidió mi teléfono y me llama al día siguiente diciéndome que ahora yo podía llamarla si lo quisiera. Salimos por un año y medio y nos casamos en seguida. En diciembre cumpliremos 20 años de casados”, dice el doctor con orgullo.

Al poco tiempo de casados, resolvió tomar todo el año para hacer trabajo de investigación y pasar más tiempo con Kathy. La escuela de medicina es muy estrenaste y el sabía que era demasiado joven y que podía tomar un año para ello, lograr mejores residencias en el futuro y darse la oportunidad de conocer más a su esposa. Así que se trasladaron a la hermosa ciudad de San Francisco, ella trabajaba y él hacia investigaciones, la armonía reinaba. Aún tenía tres meses más. No tenían hijos todavía, ninguna responsabilidad mayor y Kathy podía encontrar trabajo en un segundo porque ser físico terapeuta tenía una demanda enorme, así que eligieron New Orleans. Se divirtieron mucho juntos, disfrutaban buenos restaurantes, caminaban, jugaban y hasta se tomaron vacaciones y se fueron por cinco semanas Europa. Les encantaba explorar, conocer lugares y gente nueva. El Dr. se sentía realizado por haber elegido una carrera que les permitía ser tan libres y hacer su práctica como interno médico en donde quisiera. Se inscribió en seis programas para hacerlas en Boston, Rhode Island, y Connecticut, en la universidad de Yale.

“Habían dos doctores con los cuales yo quería hacer mi práctica médica y por más tiempo: un especialista de enfermedades infecciosas ubicado en New York y el Dr. Ali Khodadoust, un oftalmólogo reconocido mundialmente en la universidad de Yale en Connecticut. Llegué a conocerlos bien y tuve una excelente relación con los dos. Así que hice tres meses más de ICU, esto es mucho más difícil que la práctica médica regular, tuve que negociar esto con mi director del programa quién aceptó mi propuesta y pude trabajar con esos especialistas por más tiempo. Fue una experiencia médica fantástica y también personal. Tenía que viajar cinco horas por día en el tren, dos horas y media cada tramo, de Connecticut a New York. Pensé que sería una maravillosa oportunidad y que leería el periódico, completaría trabajos, dormiría, pero ¡dormí las cinco horas de viaje siempre! Después de dos o tres semanas pensé que todo esto era muy loco, no entendía cómo la gente dedicaba tantas horas al día para ir y venir de sus trabajos. Por suerte lo mío era temporal y una gran oportunidad profesional. Después Kathy y yo fuimos a Wisconsin, hice mi residencia médica, descubrí que el colegio médico de Wisconsin solía ser la Meca de la cirugía de retina en el mundo y en donde se encontraban los mejores médicos plásticos oftálmicos del país. Kathy y yo vivimos muy felices allí, construí nuestra propia casa, tuvimos a Arya nuestro primer hijo, resolví también ser cirujano plástico oftálmico y apliqué para estudiar en Harvard”, dice el doctor.

Las enfermeras y asistentes con los que trabaja siempre se sienten mal, dicen que es demasiado exigente, que todo lo que hacen no está perfecto, que es muy demandante. El Dr. les dice que no lo hace con ellos solamente, que él se exige constantemente y que es la única forma de exceder en lo que se haga, de alcanzar niveles más altos. Cuando estaba en la escuela secundaria quería ingresar e UCI y tuvo que estudiar mucho para lograrlo; y en UCI decidió seguir en una escuela de medicina y le resultó también muy difícil poder entrar en ella y cuando estuvo allí, quiso seguir oftalmología, luego ser cirujano plástico oftálmico y luego especialista oculoplástico. Durante el año que estuvo en Harvard llegó a hacer 879 cirugías, o sea un promedio de tres por día, pero como no se trabaja los fines de semana, calculó hacer entre 10 a 15 cirugías por día.

Su esposa siempre le pregunta, ¿cómo puedes hacer tanto? ¿Qué estás haciendo a las 3 de la mañana? La noche anterior había dormido sólo 2 ó 3 horas. Su rutina incluye un día completo de trabajo, regresa a su casa a las 9, cenan todos juntos, conversa con sus hijos, los lleva a su cama, habla con su esposa, comparten algo por televisión, dormita un poco en el sillón, se despierta a las 11:30 o 12, ella va a la cama y el sube hacia su oficina para trabajar en su computadora. “Amo lo que hago, eso me impulsa a seguir haciendo más, sé que tengo mucha energía pero sinceramente disfruto lo que hago así que el tiempo que paso con los pacientes o en la computadora son muy gratificantes y me gusta mucho hacerlo”, dice el doctor.

¿Tiene pasatiempos?

¡Trabajar y trabajar! Me gusta tenis, pero ahora no tengo tiempo para hacerlo, me regocija la compañia de amigos, de personas, no me gusta estar solo y me deleita ir a restaurantes. Disfruto mucho la comida persa, mexicana, italiana, me gusta el sushi también. Tanto a mi esposa como a mí nos encanta viajar, nos gusta mucho México, visitamos Acapulco, Cancún y otros lugares más y hace cuatro años estuvimos en Marbella en España, me fascinó el lugar pero nosotros acá vivimos en el lugar más hermoso del mundo también. Cuando cumplimos nuestro décimo aniversario de casados fuimos a Manazanillo y cuando uno de los cirujanos plásticos se enteró me dijo: ¡O mi Dios! está yendo al mejor lugar del mundo, al mejor hotel en donde la película 10 fue filmada! Fuimos allí, todo era maravilloso, único, el paisaje, fue un sueño pero ¿cuán diferente es todo eso a esto?

¿Encuentra tiempo para jugar con sus hijos?

En la secundaria solía jugar voleibol, ahora sólo lo hago con ellos. Compartimos caminatas y buen tiempo al aire libre cuando estamos todos de vacaciones. Además, mi oficina de Big Bear surge por mi necesidad de estar con ellos pero también de atender pacientes del pueblo.

El doctor Tayani inauguró Tayani Eye Institute en un reducido local en San Clemente 10 años atrás, tres años más adelante se duplicó el espacio y pronto se sumó a la práctica el doctor Peter Joson, un especialista en glaucoma y cataratas. Al poco tiempo la firma añadió su centro de cirugía en el local de San Clemente duplicando su espacio y abrió otra oficina en Mission Viejo, muy amplia, de 5,000 pies cuadrados. Siete años después otra oficina satélite fue abierta en Irvine, también en Big Bear y en Arrowhead. “Vamos allí dos veces por mes. Inicialmente lo hice con la idea de que toda la familia viniera y compartiéramos un tiempo maravilloso juntos mientras yo trabajaba algunas horas. Cuando llego a Big Bear atiendo entre 10 a 15 personas por día, y a pesar de tener mucho trabajo aquí, mi corazón está allá, y si no fuera a atender a esos pacientes, algunos no dejarían las montañas para cuidar su ojos. He visto los peores casos de cataratas ahí y en Arrowhead y estamos a sólo a una o dos horas de distancia. Yo establezco una conexión estrecha con la gente y luego me siento obligado a atenderlos, no puedo abandonarlos. Ya le dije a mi esposa que en febrero tenemos que ir toda la familia porque por los últimos tres meses no lo han hecho”, dice resuelto.

“Nuestro objetivo es ayudar a la gente. Los pacientes persas son difíciles pero cuando a ellos les gusta el médico son muy leales. Creo que sucede lo mismo con los latinos con la excepción que no son difíciles. La lealtad en la cultura latina es bien conocida. Por ahora Fabiola, la administradora de la oficina como Alexandra son de México y están dispuestas a atender a los pacientes latinos. Yo también hablo un poco de español, tomé un semestre en el colegio y trabajando en restaurantes y en la escuela de medicina se está en contacto directo con muchos latinos”, dice contento. El doctor habla tres lenguas, farsi, inglés y español.

En la actualidad, Tayani Eye Institute Med-Aesthetics cuenta con siete centros: San Clemente, Mission Viejo y oficinas satélites en Irvine, Cosa Mesa, Big Bear y Arrowhead. El año pasado inauguró DermaBare, centro cosmético para remover el vello indeseado, también en Mission Viejo (pág. 22-25).

El doctor vive con toda su familia en Aliso Viejo. Tiene un hijo, Arya de 12 años, Nadia de 11 y Sara de 9, y junto a su inseparable Kathy, forman el tesoro más preciado que posee el doctor.

El doctor Ramin Tayani se especializó en biología y psicología en UCI y llega a ser presidente de la sociedad Alpha Epsilon Delta National Pre-med Honor Society; se recibe de médico de la universidad de UCI y completa dos años de investigación en la universidad de San Francisco. Logra una maestría en Administración y Pólizas de Salud de la escuela de Salud Pública de UCLA. Completa una práctica médica de tres meses en la universidad de Yale con el Dr. Ali Khodadoust, oftalmólogo reconocido mundialmente. Continúa sus estudios en el Medical College de Wisconsin y logra se recibe de oftalmólogo. La ascendente carrera de casi 18 años de perfeccionamiento constante del Dr.Tayani se completa graduándose  como cirujano plástico oftálmico de la Universidad de Harvard. En 2008 abrió su segunda oficina oftálmica en Mission Viejo con equipo de avanzada y añadió el West Coast Center en San Clemente, lugar conveniente para las cirugías. En 2009 el Dr.Tayani abrió DermaBare, centro dedicado a la depilación con láser en Mission Viejo.

El doctor Ramin Tayani es actualmente el Jefe de Oftalmología de San Clemente Hospital y parte del personal en Mission Memorial, South Coast Medical Center, Saddleback Memorial, UCI Medical Center, and St. Jude Medical Center; realiza cirugías en todos esos centros y en otros lugares más.

El doctor Ramin Tayani es miembro de la American Academy of Ophthalmology, de la Asociación American Medical Association, de la California Medical Association, y de la Orange County Medical Association.

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