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Persona Notable Juez Frederick P. Aguirre

Nieto de emigrantes mexicanos; hijo de un activista comunitario valiente; Rick Aguirre es hijo ejemplar; hermano protector; estudiante acérrimo; abogado; historiador y, juez del Tribunal Superior del Condado de Orange

El abogado Frederick Aguirre ha ejercido la profesión jurídica durante más de 30 años, y fue nombrado Juez del Tribunal Superior del Condado de Orange en 2002 por el entonces gobernador Gray Davis

Responsable, estudioso y ávido lector, desde pequeño supo que sólo las buenas calificaciones le darían la oportunidad de seguir estudios superiores y excedió. Es graduado de la Universidad del Sur de California, USC de historia y de la Universidad de Los Angeles – Facultad de Derecho, de abogado. Creció inmerso en patriotismo y amor por su país con el ejemplo de su padre y tíos veteranos de guerra. Su mayor legado seguramente es la documentación minuciosa y exhaustiva de todos estos valientes latinos y su necesidad de exaltar sus contribuciones, relatada en el libro Patriotas México Americanos, publicado en colaboración con su esposa y un amigo historiador. Fue galardonado como Juez del Año, por la Asociación de Abogados Hispanos del Condado de Orange; recibió el Premio Espíritu de Servicio Judicial, por el Comité Legislativo Latino en Sacramento y figura en el Salón de la Fama del Distrito Escolar Unificado de Placentia-Yorba Linda y muchos más.

“El Juez Aguirre es reconocido por su servicio al Condado de Orange, y su especial interés por los veteranos. El Juez Aguirre nos recuerda los sacrificios hechos por los veteranos en pos de la libertad de nuestro país. El Juez Aguirre nos recuerda que estos héroes están entre nosotros. Son nuestros vecinos, abuelos, hermanos, hermanas y familiares”. Senador Estatal Lou Correa

Frederick P. Aguirre nace en Fullerton en agosto de 1946 y es el mayor de siete hermanos. Su padre Alfredo Aguirre, nace en Placentia y su mamá Julia, en Colorado. “Ellos se conocen y se casan en 1944. Mi padre trabajaba en Vultee Aircraft en Downey y mi madre, en la planta Douglas Aircraft en Long Beach, ambos lugares fabricaban partes de aviones para la guerra. Al poco tiempo de casados, mi padre fue llamado para servir en la 2da guerra mundial y lo envían a Okinawa el 1 de abril de 1945 en donde permanece por tres meses en esa batalla y regresa a casa después de casi un año”, dice Rick Aguirre.

Al poco tiempo, nace Rick. Sus padres vivieron en Placentia toda su vida, su papá recientemente murió, tenía 87 años, su madre murió mucho antes. El hermano que le seguía, Allan, era maestro de escuelas en Riverside y murió hace poco. Su hermano menor, Cory, es abogado y trabaja en Fullerton; le sigue su hermana Dina, secretaria del colegio Fullerton; Roy es arquitecto y trabaja para una firma en Newport Beach; Leo trabaja para la ciudad de Anaheim, es supervisor del departamento de mantenimiento y su hermana más pequeña, Monica es planificadora de bodas en Disneyland y en varios hoteles Marriott. “Todos mis hermanos tienen títulos universitarios, nuestros padres nos dieron un hogar muy sólido y enfatizaban la educación”, dice orgulloso.

Algunos recuerdos cuando eras pequeño…

Yo le llevaba cuatro años y medio a mi hermano Allan así que fui influenciado por mis primos más grandes y mis padres por supuesto, quienes me dieron apoyo y estímulo para que me fuera bien en la escuela. Recuerdo lo mucho que me esforzaba en la escuela de gramática para hacer lo mejor en el aula, en mis actividades, con los deberes y pruebas, a pesar de que yo disfrutaba mucho más las competencias atléticas. Estaba involucrado en todo tipo de deportes pero no dejaba de ser competitivo también en la escuela. Estudiaba mucho, leía mucho, y durante los veranos caminaba de mi casa a la biblioteca, elegía libros y los leía. Había un concurso de lectura durante las vacaciones, los chicos que leían más libros recibían un premio al final del verano, lo hice desde el segundo al quinto grado. Esto me ayudó mucho porque leer es muy importante cuando se está creciendo, leyendo se entiende y comprenden muchas cosas además te transporta a otros países. Leía libros históricos, de vaqueros, sobre aventuras, sobre nuestra sociedad, ¡me fascinaba!

¿Qué hacía la familia durante las vacaciones de verano?

Todos los veranos íbamos a algún lugar, fuimos a San Francisco un año, a Yosemite un par de veces, al Parque National Sequoia, al Grand Canyon. Cuando tenía nueve años viajamos a México en auto, llevamos a mi abuela que no había vuelto desde 1918. Pasamos por Michoacán donde ella creció y conoció algunos de sus primos, volvió a ver a sus comadres y a otras personas que no había visto por 40 o 50 años. Fue una experiencia inolvidable. Ibamos con frecuencia a Tijuana a pasar el día, a San Diego, a Sea World, y a otros lugares con playa, hacíamos campamentos también.

¿Hubo alguien que te haya inspirado cuando crecías?

Hubieron muchas personas, primeramente maestros, la Srita. Barker de 6to grado, era de Texas, tendría probablemente 22 años, estaba recién salida del colegio y seguramente éste era su primer trabajo como maestra, parecía de 18. Ella alentó a los estudiantes de la clase para que me nominaran como presidente estudiantil. Yo era muy activo en deportes, al mediodía jugaba béisbol o fútbol, basquetbol, voleibol y luego regresaba a la clase todo sudado para seguir con las demás actividades. Me iba bien en la escuela pero no me esforzaba por ser el líder de los estudiantes. Ella insistió que me nominaran. Salí segundo, fui el vicepresidente de la escuela y en Jr. High fui nominado nuevamente pero tampoco gané, recién en el 9no grado gané la elección y de repente me encontré participando en reuniones de consejo estudiantil con representantes de toda la escuela, aprendí cómo el gobierno estudiantil funcionaba, asistí a una reunión de consejo estudiantil con miembros de otras escuelas en Garden Grove HS, representando nuestra escuela Valencia HS. Deseaba aprender cómo ser un mejor líder estudiantil y cómo manejar algunos asuntos que surgían a diario. GGHS presentó una parodia donde un estudiante aparece vestido como una mujer de los 50, con un gran sombrero y un vestido muy llamativo, era ¡todo un personaje! Pregunté quién era ese chico loco, y alguien responde,”Steve Martin”. Steve nació y creció en GG, el tenía dos años más que yo, era muy divertido. Supe que trabajaba en Disneyland, en el departamento de magia.

“En la secundaria escuché sobre becas para seguir estudios universitarios. Mi padre trabajaba en construcción, tenía siete hijos, yo sólo podría ir a una universidad con una beca. En 1964, Cal State Fullerton estaba recién construyéndose, la universidad más cercana era Long Beach State, y por supuesto, teníamos colegios comunitarios. Al colegio Fullerton asistieron mis tíos, tías, sobrinos y demás familiares, mi casa estaba a sólo dos millas pero yo quería ir a una universidad. Así que estudié mucho más para obtener buenas notas en la escuela, y lograr puras A para asegurarme una beca”, dice Rick.

En el último año de HS fue elegido presidente del cuerpo estudiantil de toda la escuela y también era parte de la Liga Jr. de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (League of United Latin American Citizens), Jr. LULAC. Su padre fue uno de los fundadores del Junior LULAC de la ciudad, eran 30 jóvenes. “Cuando cursaba el 12vo de la secundaria fui presidente nacional de los Jr. LULAC, habían como 100 en todo el país. Teníamos nuestra convención nacional con los consejos de LULAC regulares. Si ellos tenían una convención en Albuquerque o en Phoenix o en El Paso, nosotros teníamos las nuestras también allí. Enviaba cartas a esos consejos, mantenía comunicación con ellos, dábamos funciones para recaudar fondos, ayudábamos a la comunidad, lavábamos autos, y más. Esto fue un buen entrenamiento para mí en relación a organizaciones, hablar en público, y más”, dice Rick Aguirre.

“El Juez Fred Aguirre, es una persona incomparable. Su amor por los jóvenes, su educación y su futuro; el amor también por los veteranos de guerra, sus familias, sus sacrificios y contribuciones, no tienen límite. Por su profesión es una persona con autoridad, pero por su inteligencia, corazón y alma, es un ser muy respetado y un verdadero líder. El es orgullo de su familia y de nuestra comunidad. Es un honor colaborar con el Juez Fred Aguirre para ayudar a la comunidad” – Francisco J. Barragan, CPA, CIA

¿Por qué llevas ese profundo sentimiento de justicia y patriotismo desde pequeño?

El mejor amigo de mi papá era Ruben Abraham, un chico judío de Nueva Jersey a quien lo llamaran “el sucio, pequeño judío”. Era brillante, y mi papá disfrutaba su compañia y no quería que la gente se mofara de él. Papá conocía muy bien ser segregado. Veintitrés hombres de la familia de mi padre sirvieron en la 2da guerra mundial y hay otra lista con los que fueron a la guerra en Corea. Yo crecí rodeado de estos miembros de la familia que habían defendido la patria y fue natural para mí estar inmerso de patriotismo y amor por este país. Mi abuelo José Aguirre, era de México y muy orgulloso de su país, vestía a menudo traje, fue uno de los principales organizadores del comité de festejos patrios para celebrar el 16 de septiembre en este país. Tenía la licencia de su barbería en Placentia desde 1933, hablaba inglés también. Mi abuelo murió en 1934 cuando mi papá sólo tenía 14 años pero dejó impreso su patriotismo y lealtad a esta patria generosa a todos los descendientes de su familia.

“Los nacidos acá de descendencia mexicana, nos sentimos muy orgullosos de ser americanos a pesar de los muchos sacrificios, segregaciones y otras injusticias que se vivieron, pero fuimos capaces de adaptarnos y nos sentimos afortunados de tener también la herencia de este país”, dice Rick Aguirre.

Dick Hanna, congresista del condado entonces, le ofrece estudiar en la escuela militar West Point, todo pago. “Lo pensé mucho y decidí que no era lo mejor para mí. Yo no quería alejarme de mis hermanos por cuatro años y luego seis más, porque después de graduarme debía completar seis años adicionales de servicio al país. Yo quería que mis hermanos me vieran matricularme en la universidad, en el campus, en los dormitorios, para que se motivaran y desearan hacer lo mismo”, dice Rick.

Hasta su maestra de 6to grado, Srta. Barker le sugiere que aplique para Dartmouth College, aplicó y fue admitido y le dieron una beca completa. Pero no quería alejarse de sus hermanos. Aplicó entonces para la beca que ofrecía la asociación de alumnos de USC del Condado de Orange en donde se presentaron graduados de escuelas prominentes del condado; no había ningún méxicoamericano, sólo dos japoneses americanos y los demás eran anglo americanos. “Me dieron la beca y mi ilusión de que mis hermanos me vieran en la universidad se materializó. Después que terminé, fui a UCLA, Escuela de Leyes, me ofrecieron otra beca completa a pesar de que fui admitido en USC y Berkeley también, pero opté por UCLA. Además, conocí a la que llegaría a ser mi esposa, Linda Martinez, en 1971. Ella estaba estudiando para maestra y atendía la misma clase de Estudios Chicanos que yo estaba tomando, nos conocimos y al tiempo nos casamos”, dice contento.

Rick Aguirre, de sonrisa amable y paz contagiosa a pesar de su trabajo demandante y múltiples actividades comunitarias, ha formado una familia ejemplar junto a su esposa Linda, ambos disfrutan el tiempo que comparten con sus tres hijos, Mike de 31 años, Brian de 26 y Veronica de 22. Además, a Rick le gusta tocar el piano, juega al balonmano tres veces por semana, es muy buen ejercicio para él porque lo ayuda a reducir el estrés; disfruta las matemáticas que esconden los juegos tirando la pelota de distintos ángulos; le apasiona leer, es un aficionado a la lectura y hace algo de jardinera, su esposa y él viven en una casa que tiene medio acre y los jardineros “sólo cortan y soplan el césped”, dice divertido.

¿Por qué eliges leyes?

De pequeño deseaba ser doctor. Mi mamá tuvo siete hijos, siempre estaba yendo a un ginecólogo, siempre hablaba de medicina, con sus cuñadas, mis tías, hablaban de chicos, resfrío, gripe y otras enfermedades, este es un buen médico, el otro también, etc, etc. Nosotros no teníamos ningún médico en la familia. Mi padre decía que me iba tan bien en la escuela que podía llegar a ser un doctor. Pero yo sentía gran inclinación por abogacía, especialmente cuando comencé a asistir a las reuniones de LULAC y escuchar sus presentaciones y lo que papá decía sobre lo mucho que ellos lo habían influenciado en su vida.

En esa época, el país segregaba a hispanos, afroamericanos y japoneses-americanos. Pero en la 2da guerra mundial, más de 500.000 méxico-americanos fueron enlistados como blancos. Su padre se contaba entre ellos. Su uniforme era igual al de los angloamericanos; los japoneses-americanos y afroamericanos vestían otro. Su padre contaba que durante la convivencia con ellos, compitió en deportes de igual a igual y descubrió que estaba al mismo nivel de ellos en matemáticas. Se dio cuenta que no era inferior a ellos como decían en la escuela. Pero sí lamentaba haber cursado sólo hasta el 9no año porque tuvo que trabajar para ayudar a su mamá a mantener a sus hermanitos cuando su papá murió.

Cuando su padre regresa de la guerra se dice, “¡Un momento!, dimos nuestra vida a este país y cuando regresamos, ¿nos siguen segregando en las escuelas, restaurantes, hoteles, y otras pólizas contra nosotros?”

Organiza un grupo de veteranos de la 2da guerra, de Corea y ciudadanos de Placentia para comenzar a asistir a la junta escolar de Placentia para pedir que integren a todos en sus escuelas. Al enterarse de que el caso Mendez vs Westminster había sido litigado en Los Angeles, su padre le pide al párroco que le recomiende un abogado que sea de otro condado y lo dirige al de la Arquidiócesis Católica de Los Angeles. Consultó con él y le dijo que le pagaría para que presentara una demanda similar a la de Méndez. El abogado le aconsejé que informara a la junta escolar sobre su decisión antes de que la demanda fuera presentada. El distrito escolar, bajo la amenaza de la demanda, integra las escuelas en 1949.

“Tuve la oportunidad de asistir a la escuela integrada desde el jardín de infantes en 1951”, dice orgulloso Rick Aguirre.

“Todos nosotros le agradecemos por su dedicación a la comunidad latina, por organizar proyectos y eventos para compartir nuestra historia y contribuciones a los Estados Unidos. Usted proyecta todo lo bueno en nosotros, inteligencia, fuerza de carácter, creatividad y la fuerte voluntad de trabajo. . . duro”. Mimi Lozano – Historiadora y Publicista, Somos Primos

Nadie ha realizado un trabajo tan exhaustivo y completo como el abogado, juez e historiador, Frederick P. Aguirre; su esposa Linda Martinez Aguirre, maestra e historiadora, y Rogelio C. Rodriguez, ingeniero al publicar el libro Patriotas México Americanos, en donde han recopilado y documentado minuciosamente a más de 1200 veteranos latinos que lucharon en la 1ra y 2da guerra mundial, Vietnam, Corea y la actual guerra de Afganistán e Irak.

En la 1ra y 2da guerra mundial y en la de Corea, los méxico-americanos fueron contados como anglos y no reconocidos como latinos. Según las estadísticas de El Departamento de Defensa y La Asociación de Veteranos, habían 18 millones de americanos y 1 millón de afroamericanos en la 2da guerra; 500.000 latinos fueron contados como blancos. Para saber aproximadamente cuántos latinos participaron en la 2da guerra, se verificó entre esos 18 millones de nombres para extractar los latinos, a pesar de que muchos llevan nombres tales como el anterior presidente de México, Fox, o Anthony Quinn. Y, para la guerra de Corea, se controló 3 millones de nombres para saber cuántos latinos se convirtieron en oficiales; tenientes; capitanes; coroneles; generales y cuántos recibieron honores; cuántos fueron heridos en acción; recibieron el corazón púrpura; cuántos murieron; cuántos fueron prisioneros de guerras, etc. “Documentar todo esto ha sido un arduo trabajo porque lo hicimos sin fondos, todo fue voluntario, en nuestro propio tiempo”, dice el juez Aguirre.

Patriotas México Americanos fue publicado en libros al comienzo, ahora está en CD y contiene más de 3000 imágenes y 1200 historias de latinos. Figuran datos de 10.000 latinos que murieron en la guerra. “Las universidades deberían incluir esta información en su curriculum, no para reconocer a la milicia, no para apoyarla ni endorsarla pero para demostrar la contribución hecha por los latinos en este país desde la Revolución Americana”, enfatiza el juez Aguirre. Y añade, “El objetivo de nuestra labor no es glorificar la guerra o promover soluciones militares a asuntos internacionales de nuestro país. No somos partidarios de que todos los jóvenes latinos se unan a las fuerzas militares. Sin embargo, estamos profundamente orgullosos de nuestros veteranos y de nuestra herencia patriótica en los EU. El debido reconocimiento de nuestros patriotas latinos no figura en los libros de las escuelas donde se educan nuestros hijos, o en películas documentales, la televisión o la prensa escrita”.

Entre sus numerosas contribuciones, Rick Aguirre fue cofundador y ex Presidente de la Asociación Hispana de Abogados del Condado de Orange; Fundador de la Academia de Liderazgo del Tribunal Superior y es Vicepresidente; es Presidente de Activistas Latinos para la Educación, Inc.; co-fundador del edificio Bradford Square en Placentia, de 92 habitaciones para gente mayor; Delegado de la Asociación de Abogados del Condado de Orange en la Convención Estatal; ha servido en mesas directivas tales como la Asociación de Abogados Litigantes del Condado de Orange; Placentia Linda Hospital y ex Presidente; Asociación de Alzheimer del Condado de Orange; Fundación KOCE-TV, y muchas más.

Frederick Aguirre fue nombrado Juez del Tribunal Superior del Condado Orange en 2002. En California hay alrededor de 2000 jueces, en el Condado de Orange, más de 150, la corte suprema tiene varios centros de justicia, el North Justice Center en Fullerton es uno de ellos y donde el Juez Aguirre está localizado. En cada uno de estos centros, los jueces atienden casos de tráfico, civiles y criminales.

“En este centro tenemos un departamento para tráfico, hay 4 o 5 jueces que manejan juicios generales, puede ser un caso criminal o civil, y audiencias preliminares. Los otros jueces manejan calendarios grandes, yo llevo un calendario grande de casos civiles, tenemos alrededor de 1000 casos civiles por mes y otros 1000 casos pequeños de denuncias judiciales (small claims court). Algunos los envío para juicio, otros se los maneja acá y otros no llegan a un juicio porque se resuelven o la otra parte no se presenta y se falla una sentencia por ausencia. Estos 2000 casos mensuales llevan mucho tiempo de preparación y de documentos que hay que tener listo antes de cada audiencia. Por casos criminales, la gente viene a la corte por un cargo criminal, el cual puede ser una felonía o un delito menor y se pueden declarar culpables o inocentes. “Tenemos cientos de estos casos todos los días, y por cada caso la persona viene hasta cuatro veces antes del juicio, por eso estas cortes están continuamente llenas, porque la gente asiste a varias audiencias antes de su juicio. Y, cada dos semanas, soy el juez de guardia, debo estar presente de 8 a 5 de la tarde para escuchar, recibir, leer cualquier documentación que viene de oficiales de policía y encontrar buenas razones para expedir una orden de arresto o una orden de cateo de su propiedad; vehículo; computadora, etc.”, dice el Juez Aguirre.

Su Cámara, lugar en donde se refugia para trabajar entre montañas de casos que atiende a diario, cuando no está en sesión, atesora gran parte de su historia, fotos de sus antepasados, su familia, y contagia la devoción que siente cuando explica al detalle cada foto, cada pieza, y nos transporta involuntariamente a la época o situación que está narrando. Entre los valiosos objetos que posee, exhibe una bandera que fue enarbolada en el Pentágono en Washington DC el 11 de septiembre de 2007, seis años después del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001.

“Me la dio mi primo, Sargento Christopher Miranda Braman, quien estaba destinado en el Pentágono cuando el avión terrorista estalló justo en el ala en donde estaban sus oficinas. Se dio orden de evacuar de inmediato, el edificio estaba ya ardiendo y el combustible del avión colmó todos los corredores de un humo intenso que no dejaba ver. Una vez afuera, Christopher notó aún personas en el edificio. De inmediato regresó para sacarlas, algunas ya muertas, pero muchas se salvaron gracias a su coraje y valor. Continuó sacando más gente hasta que los bomberos llegaron y ya con equipo adecuado, continuó trabajando por 72 horas sin tregua y sacó alrededor de 62. El Washington Post tiene una fotografía de él saliendo del edificio, tres días después de la tragedia. Por su osadía recibió varias medallas, un corazón púrpura y una conmemoración del presidente y el Pentágono acuñó una moneda en su honor. Yo no conozco a ninguna otra persona, solamente a presidentes, con monedas acuñadas en su honor. Me colma de orgullo tener en mi familia a un héroe como él”, dice orgulloso el Juez Aguirre.

Pero este héroe y todos los demás que dieron su vida en defensa de nuestra patria, emergen uno a uno del anonimato, y con fervor, los honra cada año en una ceremonia que ofrece la asociación, Activistas Latinos para la Educación, Inc. creada con su esposa y amigo, para demostrar las innumerables contribuciones hechas por latinos en este país desde sus orígenes. www.latinoadvocates.org

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