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Dr. Jacob Sweidan, MD, FAAP’s – Persona Notable

El doctor Jacob Sweidan es el presidente del grupo médico de pediatría y neonatología del condado de Orange, Pediatrics and Neonatology Medical Group of Orange County, creado para lograr una generación más saludable y que todos tengan acceso al cuidado de salud; estudió y practicó medicina perinatal y neonatal con el prestigioso profesor y neonatólogo Bill Taeusch, experiencia que lo convirtió en un eximio pediatra y neonatólogo. El doctor Sweidan creó en 1992 la primer Asociación de Médicos Independientes (Independant Physicions Association, Noble IPA Mid Orange County), el primer IPA en el condado para ayudar a la comunidad latina, 95% de sus pacientes son latinos.

El doctor Sweidan emigra a los EU después de haberse recibido de médico en Rumania, y de haber practicado medicina por casi tres años atendiendo casos extremos. Con sólo $100 que la embajada americana le da al entrar al país y el más genuino deseo de entregar lo mejor de sí mismo y cuidar la salud de los más necesitados en su tierra de adopción, el doctor Sweidan se empeña en aprender la lengua que no sabía, en entender la nueva cultura, en estudiar inagotablemente hasta lograr todas las credenciales médicas que le permitirían practicar medicina en un país que prometía todo lo que soñaba lograr. El doctor Sweidan excede y es considerado uno de los médicos más exitosos en el ambiente médico y empresarial del sur de California.

“Ningún médico que yo conozca trabaja tanto para desarrollar su práctica y atender pacientes como lo hace el Dr. Sweidan. Él siempre se asegura de que los pacientes estén bien cuidados, sin importarle la hora del día. Para ser honesto, no sé cuando duerme. Realmente es un placer trabajar con él”. -Craig G. Myers, CEO – Coastal Communities Hospital

El Dr. Jacob Sweidan nace en Timisoara, ciudad conocida por sus parques y jardines, y la tercera de Rumania por su magnitud. Corresponde a la provincia de Transilvania, el lugar más romántico del país. De padres altamente educados y conservadores, la familia tiene seis hijos, cuatro varones y dos mujeres. El doctor Sweidan es el hijo más pequeño de la familia, el consentido de todos.

“Teníamos pocos familiares pero en nuestra casa éramos muy unidos, en especial con mis hermanos y hermanas. De mis abuelos sólo conocí a mi abuela paterna. Pero no la tuve por mucho tiempo. Mis hermanos eran mayores y ya estaban estudiando en universidades y mis hermanas casadas. Yo me quedé con mis padres hasta los 17 años. Cuando fui admitido a la escuela de medicina, me fui de la ciudad a una pequeña universidad ubicada en el centro de Rumania, luego volví a terminar mis estudios de medicina en Timisoara”, dice el doctor.

El doctor permaneció la mayor parte del tiempo en el área de Transilvania, lugar en donde residen personas con niveles intelectuales muy elevados; la gente de Transilvania no se considera que es de Rumania sino de Transilvania, provincia que colinda con Hungría, Austria y Yugoslavia.

¿Fue su padre un hombre de negocios?

Mi padre tenía un nivel alto de educación, era un hombre de negocios y también un gran orador, un pensador y filósofo que leía y escribía muchos artículos. Era extremadamente religioso, siempre promoviendo el catolicismo, mi madre se mantenía fuera de la religión. Cuando supo que seguiría medicina trató a toda costa de que cambiara de opinión. Mi madre era más abierta.

¿Por qué su papá no quería que siguiera medicina?

El era un idealista y puntualizaba que en la ciudad habían mucho médicos, el quería que yo fuera feliz y muy exitoso, más espiritual. Yo le decía que un médico podía ser muy espiritual, ayudar a muchas personas más y hacer lo mismo que la iglesia hacía.

¿Y su mamá?

Mi madre fue una mujer adorable, cuidaba a su familia, era muy generosa. Le encantaba dedicarle tiempo a su jardín, a sus flores. Cocinaba para nosotros, alimentaba a los vecinos, ella era una mujer muy bondadosa, de gran corazón. Se levantaba a las 5 de la manaba todos los días para darnos el desayuno, asegurándose que estuviéramos listos para la escuela y cuando volvíamos, teníamos nuestro almuerzo listo, nuestras ropas limpias, impecables. Mi papá tenía muchos invitados en casa con frecuencia, venían en busca de consejos, ella también los atendía. La casa estaba abierta para todo el mundo y a toda hora.

¿Quién de sus hermanos estaba más cerca suyo?

Mi hermano Andrew era mi modelo a seguir, mi maestro, tiene dos años más que yo, siempre lo admiré. Es muy inteligente y brillante. Llegó a ser uno de los mejores alumnos del país, tenía un cociente intelectual muy elevado, yo trataba de alcanzarlo pero no podía. Era muy cariñoso, todos los días se aseguraba que yo hiciera mis deberes, me ayudaba en matemáticas. Mis dos hermanas eran mucho más grandes, ellas se casaron jóvenes. Andrew dejó la casa cuando yo tendía 13 años, para asistir a una escuela como interno, le dieron una beca para una escuela privada, cosa que era muy inusual. Esa escuela reclutaba sólo a los mejores estudiantes. La beca incluía los estudios, el lugar para vivir y todos sus alimentos. Se fue cuando yo más lo necesitaba, pero nos visitaba todos los meses. Papá también me ayudaba pero no era lo mismo, con mi hermano era mas fácil, nos entendíamos muy bien y éramos casi de la misma edad.

¿Por qué elige medicina?

Siempre me ha gustado ayudar a la gente. Cuando tenía seis años mi madre me llevó a que me viera un médico porque tenía un agudo dolor en el abdomen. Un pediatra me examina, y me da una inyección con la que el dolor desapareció mágicamente. Otro niño de mi edad lloraba desconsolado de dolor. En mi pequeña mente me sentí muy afortunado y desee profundamente ser como ese médico que me curó como por arte de magia. Quería poder ayudar a niños como lo hacía él. Ese deseo permaneció candente dentro mío, y cuando terminé la secundaria sabía adonde ir. Mi padre me decía, “es una carrera difícil, tienes que estudiar por siete años, además hay demasiados doctores, ¿por qué no sigues algo como tu hermano, ingeniero de computadoras que no hay tantos?, me decía. Pero yo estaba determinado. Mi sueño era ser un sanador de cuerpo y alma, hacerle la vida mejor a la gente, quitarle el dolor, hacerla más saludable. Eso es lo que para mí significa la medicina, curar a la gente, hacerla feliz y saludable.

¿Qué experiencias tuvo cuando se recibió de médico en su tierra?

Allá era muy diferente. Después de siete años de estudio había que hacer tres años de trabajo médico para adquirir experiencia clínica, en pueblos rurales, con 20 a 30 mil personas a las que tienes que atender solo, no hay ayuda. Se tenía que resolver todas las situaciones médicas que los pobladores presentaran. Hice de partero, cirujano plástico, médico de emergencia, anestesista, y más. Yo no terminé esos tres años porque resolvimos, Gabrielle, mi esposa en ese tiempo y yo, trasladarnos a los EU.

¿Dónde la conoce?

En la universidad, ella estudiaba también. Nos casamos cuando yo ya estaba haciendo mi trabajo médico en los pueblos.

La enseñanza médica en Rumania era muy intensa y completa. Y a pesar de las condiciones en las que le tocó trabajar en su país, se siente profundamente satisfecho por haber aportado bienestar y haber trabajado exhaustivamente con la gente necesitada de su tierra. Ahora las generaciones nuevas disfrutan de una libertad total y de un progreso tecnológico incomparables. Rumania ha cambiado radicalmente, porque es parte de la Unión Europea, su infraestructura, el transporte, su sistema de teléfono, la han convertido en un país de avanzada como Francia, Italia o Alemania, ahora todo se comunica y la tecnología está latente en todos los países de la unión.

¿Quién resuelve emigrar?

Yo quería venir a EU. Allá no se podía mencionar que se deseaba venir al oeste. Hicimos muchos trámites, nos llamaron traidores por querer dejar el país y al salir nos revocaron nuestra ciudadanía y no pudimos traer nada. Entramos como exiliados políticos, nos dieron la tarjeta verde y el permiso para trabajar y montañas de papeles para completar. La embajada de EU nos dio $100, era el único dinero que teníamos. Después de tanto estudio allá éramos invisibles acá, pero en un país que prometía todo lo que soñábamos lograr.

¿Por qué vinieron a Los Angeles?

Porque queríamos encontrar a unos amigos de la familia que vivían allí. Tratamos de localizarlos pero lo encontramos mucho más tarde, a través de unos amigos que hicimos en el centro de Los Angeles. Después de tres semanas de haber llegado, nos conectamos con una iglesia rumana, y conocimos a un señor de apellido Wise, quien creyó en nosotros y nos alquiló una pieza en su departamento con la promesa de pagarle cuando encontráramos trabajo. La pequeña habitación nos costaba $160/mes en North Hollywood. ¡Nunca olvidaré esa habitación! Lentamente empezamos a hacernos de amigos.

¿Hablaban inglés?

¡No! no podíamos comunicarnos, y no encontrábamos trabajo en ningún lugar. Por tres semanas me preguntaba qué se podía hacer para sobrevivir, sin idioma, sin dinero. Fui a un hospital de convalecientes para cuidar pacientes, “yo soy médico”, decía, pero nadie me escuchaba.

¿Y su esposa?

Ella también se sintió muy frustrada por algún tiempo pero felizmente comenzó a trabajar como asistente de contador en House of Fabrics. Una chica rusa de allí sabía de esta joven rumana que necesitaba trabajo, así que le dio la oportunidad, le pagaba 4.25/hora. Felizmente alguien me emplea para hacer trabajo de flebotomía, extraer sangre, en una oficina sobre la calle 7 y Alvarado en el centro de Los Angeles, me pagaban $3.75/hora. Entre los dos llegábamos a ocho dólares al día, ¡cerca de $2000 dólares al mes! esto era ¡oro puro!

Luego encontró algunos médicos de Rusia, Armenia, Bulgaria, Rumania, de la Republica Checa, unos eran cirujanos, otros médicos. El doctor Sweidan propuso hacer algo juntos, así que comenzaron a estudiar, y prepararse para el American Board. Eran como seis. Su esposa seguía trabajando y no pudo compartir el grupo. El doctor trabajaba ya en cinco turnos distintos, porque tenía que reunir el dinero que se necesitaba para su examen, y era caro, costaba 800 dólares, y si no lo pasaba, el dinero se perdería.

“Por dos años estudié y trabajé sin descanso. Todo el grupo se presentó para el examen y todos lo pasamos. Después comenzó la búsqueda de un trabajo. Ahora teníamos la licencia, todo el potencial pero nadie nos contrataba por tener un acento fuerte y no hablar inglés con fluencia. Sólo una chica de Armenia logró trabajo en Nueva Jersey y otro en Georgia”, dice el doctor.

El Dr. Sweidan pasó con mucho éxito el Amerian Board y luego el California Board, pero lo peor de todo fue pasar el TOEFL (Test Of English as a Foreign Language), le costó mucho. Ese examen mide la fluidez y conocimientos en el idioma inglés que se habla en los EU, sin pasar ese examen no se podía practicar medicina. Cuando finalmente lo pasó, mandó aplicaciones a más de 200 lugares, Nueva York, Filadelfia, Florida, Las Vegas, Alaska, California, Michigan, necesitaba trabajar. Pero todos le preguntaban ahora sobre su experiencia en América…

¿Qué más hizo doctor?

Tuve más de 50-60 llamadas pero nadie me empleaba. Finalmente me llaman para una entrevista en Toledo, Ohio. El boleto de avión de Long Beach a Ohio costaba 400 dólares, y si iba y no conseguía el trabajo me preguntaba qué haría. Insistí para tener la entrevista por teléfono pero no aceptaron así que fui, tuve la entrevista y me dijeron que empezaría en tres meses. Vuelvo a California y comienzo a prepararme para mudarme a Ohio y decido hacer el viaje esta vez en auto aunque me llevara una semana. Yo sabía que como residente haría sólo 12.000 dólares al año, había que usar el dinero con mucha prudencia. Tres o cuatro días después de mi regreso alguien llama para darme una entrevista en el King Drew Medical Center en Los Angeles. Me aceptaron y comencé como médico interno de inmediato. Hice mi residencia y cuando estaba a dos meses de terminarla conocí a uno de los más prestigiosos  neonatólogos del país. El Dr. Bill Taeusch, El doctor vino de Boston Children’s a King Drew para dirigir el programa de neonatología y para traer calidad y prestigio al centro.

El Dr. Bill Taeusch se opuso rotundamente a que se fuera. El Dr. Sweidan necesitaba retirarse, había comprado una práctica médica muy grande de un amigo rumano de su familia, ubicada en Hollywood, era muy grande y se había quedado allí hasta que el doctor terminara su práctica y se hiciera cargo de ella. Pero el Dr. Bill Taeusch le dijo, ‘tu no vas a ningún lugar’. Su esposa estaba muy cansada con su rutina tan intensa, pero el doctor Taeusch dijo que la convencería porque él debía quedarse. El Dr. Sweidan terminó tomando una beca (fellowship) por dos años más.

¿Se quedó en el centro?

Yo no quería hacerlo, sabía que con todas las credenciales y certificaciones que tenía podía hacer mucho más dinero que allí además, debía hacerme cargo de la práctica que había comprado en Hollywood. Mi esposa con mucho sacrificio estaba haciendo sólo $1.100 por mes en el mismo trabajo de siempre. Pero fue muy acertado el haberme quedado y me sentí muy afortunado de haber aprendido tanto al lado de ese eximio profesor. Este doctor escribió y sigue haciéndolo, muchos libros y boletines médicos de investigación, y es muy respetado por su vasto conocimiento y experiencia.

Después de su práctica con el doctor Taeusch, todo el mundo le proponía trabajo.

El Dr. ya tenía su primer hijo Alex de tres años y Los Angeles presentaba algunas inseguridades. Para mayor tranquilidad, la familia se traslada a Orange County. El Dr. contacta a un amigo que era Director del Garden Grove Hospital quien gustoso le ofrece trabajo porque tenía muchos pacientes y necesitaba ayuda. Aceptó inmediatamente y ayudó a que el hospital obtuviera su licencia de neonatología; también lo hizo con el hospital Anaheim Tenet (en esa época), dando entrenamiento y licencias a su personal. En 1996 se convirtió en el médico más activo de todo el condado en comparación con las actividades de Children’s Hospital of Orange County, -CHOC, y de UCI. UCI le ofreció un contrato pero no lo aceptó porque no le permitiría seguir con su intensa rutina de cuidar pacientes y visitar hospitales los 24 hrs al día, 365 días al año, lo que venía haciendo por más de 12 años. Y formó en el hospital de Garden Grove uno de los centros neonatales más lindos del condado, dio licencia para 12 camas más y a pesar de estar a sólo una milla de distancia de CHOC’s y UCI, Garden Grove tenía más pacientes que esos dos centros juntos.

En la actualidad el doctor Jacob Sweidan atiende a sus pacientes en varios hospitales del condado, en el Western Medical Center en SA; en el Santa Ana Medical Center; en el Coastal Community Hospital en Costa Mesa; en el Children’s Hospital of Orange County en Orange; en el Fountain Valley Regional Hospital; en el Saint Joseph Hospital en Orange; en el Hoag Hospital en Newport Beach y en el St. Mary Medical Center en Long Beach. Fue médico en Kaiser Permanente Bellflower; Vice Director de personal en el Garden Grove Hospital; y médico en el California Hospital Los Angeles. En la actualidad es Jefe de Pediatría y Director Médico de NICU en el Garden Grove Hospital y Director Médico de NICU de Western Medical Center Anaheim. Posee todas las credenciales y muchas especializaciones y está asociado a la California Medical Association, American Medical Association y Orange County Medical Association.

“En 1992 creé la primer Asociación de Médicos Independientes (Independant Physicions Association, Noble IPA Mid Orange County), y todo el mundo pensó que estaba loco. Ayudamos a toda la comunidad, aceptamos MediCal, 95% son latinos, somos el primer IPA en crear esto para la comunidad latina”, dice satisfecho.

Doctor, ¿por qué su inclinación para atender latinos?

Crecí en una familia muy religiosa y conservadora, elegí ser médico para poder ayudar a la gente, y cuando vine a EU después de haber sobrevivido los dos primeros años, sin hablar inglés ni entender la cultura y viviendo entre la cultura americana y la hispana, me sentí muy identificado con ella. Me gustaba mirar el canal 34, los partidos de fútbol, yo jugaba fútbol cuando era joven, entendía español porque el idioma rumano y el español tienen la misma raíz, vienen del latín. Rumania es el único país en Europa del este que tiene lengua latina, así que entendía más español que inglés. Los verbos se conjugan igual y cuando los escuchaba hablar al comienzo pensé que hablaban algún dialecto rumano. Si hablas rumano puedes hablar francés, italiano y español con mucha facilidad.

El doctor observaba la lucha de los latinos, su poco acceso al cuidado de salud, sus esfuerzos para aprender el idioma, y adaptarse a la nueva cultura. Se sintió identificado con ellos y se abocó a cuidarlos. “Me siento bien atendiéndolos, es gente que agradece, que valora, que respeta. Tengo pacientes que los atiendo desde que nacieron, una niña nació prematura en 1992, pesaba 580 gramos, nació ciega. Yo la he velado por seis meses en cuidado intensivo hasta que creció lo suficiente para que sus padres la llevaran a su casa. Ella y su familia están muy agradecidos. Ella es una señorita ahora y me da mucha alegría verla bien acicalada, con aritos, bien peinada en su silla de ruedas, y todos tan agradecidos por haberle salvado la vida. Otra de sus hermanas ha tenido su bebé conmigo y tengo muchas historias enternecedoras parecidas. Por eso es que me he dedicado a servir a la comunidad latina, por su calidez, su gratitud y el sentido de familia que tienen. No se recibe este tipo de gratificación con la gente que vive en Newport Beach.

Su grupo médico, StrongFamilies – StrongKids (pág. 9), en Santa Ana, Anaheim y Graden Grove es muy activo en el condado y atiende también a los que no tienen seguro médico. “El objetivo es lograr una generación más saludable y que todos tengan acceso al cuidado de salud”, dice.

Cuénteme sobre sus hijos

Tengo los dos muchachos más adorables del mundo. Me siento bendecido por tenerlos, Alex tiene 19 años y Andrew 18. Son la fuerza que me hace trabajar sin descanso, ofrecer más servicios para mis pacientes y asegurarme que se mantengan saludables. Ellos y mi práctica son mi pasión.

¿Qué hace Alex?

Alex terminó la secundaria y continuo estudios en la universidad de Santa Clara, en el norte de California. Fue uno de los mejores en su clase. Luego decidió educarse en Europa y logró un intercambio por tres años en una escuela en Polonia con estándares americanos. Está ahí desde el año pasado, y cuando regrese hará su práctica acá. Yo lo llevé para ayudarlo a instalarse y para año nuevo estuvo con nosotros acá. Hablamos por teléfono todos los días. Está muy contento, estudiando MDPAD bioquímica, está publicando temas de salud, hace investigación, y estudia con uno de los más prestigiosos profesores de bioquímica de la universidad de Pozno en Polonia. Ama lo que está haciendo. Alex tiene una mente científica, y lo que estudia es muy difícil, está investigando el feto antes de su evolución y trata de descubrir la causa de defectos en los niños, llegar a su  origen. El piensa que se puede cambiar el ADN desde sus orígenes.

¿Y Andrew?

Este año me está ayudando, quiere ser paramédico y luego seguir medicina. Es muy espiritual, hace yoga, ahora está incursionando en el budismo, va al templo dos veces por semana y es estrictamente vegetariano. Y a pesar de su juventud, desea ir a Africa a servir a los más desprotegidos, a los que no tienen nada. No quiere tener casa, pero un pequeño departamento y servir a la gente gratuitamente. Andrew es muy parecido a mi ex esposa, su misión es cuidar a la gente sin cobrar nada.

¿Tiene algún pasatiempo?

Me gusta hacer ejercicios, desgraciadamente el tiempo es siempre un problema, me gusta andar en bicicleta, al menos lo hago los domingos a la mañana en la playa, recorro de 5 a 6 millas, pero lo que más me gusta es viajar. He ido a America del Sur, Mexico, Perú, visité Machu Pichu, Amazonas, me gustaría conocer Argentina, he ido a Asía, Hong Kong, a la Union Soviética. Visité Israel, Jordán y Dubai.

¿Cómo es Dubai?

No iré nunca más, son sólo edificios, no hay cultura, no hay nada. En Italia, Paris, se admira cada edificio. Dubai es caro, la gente no es amigable, son 4 o 5 millones de personas de los cuales el 90% son extranjeros.

¿Cuál es su mensaje para las mujeres?

El mensaje más importante que tengo para ellas es que deben hacerse cargo de su persona y cuidar su salud, es extremadamente urgente que lo hagan. Deben informarse, educarse, prevenir. Enfatizo la necesidad de hacerse mamografías, el número de mujeres hispanas que se hacen este procedimiento es nulo. Entiendo que culturalmente no se sienten cómodas, y que el procedimiento es molesto, pero puede salvarle la vida, estamos viendo muchos casos de cáncer y sólo se lo puede detectar si se lo identifica temprano para curarlo. ¡Venga! ¡Llame! Hasta estamos dispuestos a ir a buscarlas para que se lo hagan. Deben aprender a cuidarse, a proteger su vida. La prevención salva vidas. Le pedimos a cada mujer, a cada madre que se haga una mamografía, un Papanicolau, una prueba HPV. El HPV es un virus que puede causar cáncer cervical, hay una vacuna que lo elimina en un 90%, y la estamos dando a todas la mujeres y hombres y recomendamos que se pongan esa vacuna. Acérquense a las clínicas y soliciten la vacuna. Los hispanos no creen ni en mamografías, ni en vacunas pero esto salva vidas. La comunidad hispana no está haciendo lo que debería, que es cuidarse, informarse y prevenir enfermedades serias que les puede costar la vida.

El doctor Jacob Sweidan posee una energía inagotable que la ha dedicado por entero para mantener a sus pacientes muy saludables, bien informados y con el mejor servicio médico posible además de crear clínicas y programas con el mismo fin. Recorre 3.540 millas por mes atendiendo pacientes y controlando organizaciones de salud o dando conferencias a la comunidad, y disfruta profundamente lo que hace. Siente una gran motivación y no quiere perder ninguna de las oportunidades que este país ofrece. Además, desea crear todo esto y mucho más para el bienestar de toda su comunidad y para su familia e hijos que adora.

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