Persona Notable: Doctora Martha Liliana Alvarez, D.D.S.
admin | Oct 22, 2012 | Comments 0
Odontóloga y empresaria, abre Dentist 4 U en el 2003, para atender a la comunidad del Condado de Orange, brindando su experiencia de más de 20 años, extendiendo su alcance hoy día al Sur de California, a través de su programa radial
La doctora Martha Liliana Alvarez crece rodeada de amor, y desde muy pequeña siente una marcada admiración por su padre y sus libros de medicina. Es inquieta intelectualmente y perseverante, estudia y se recibe muy joven de odontóloga en su país, Colombia. Sin titubeos, deja todo, su consultorio y afectos para seguir a su esposo con su hijita de 6 semanas y empezar de nuevo en este país. Revalida su título con harto sacrificio en tiempo récord y en un año aprende con celeridad, mientras espera a su segunda hija, todos los detalles del sistema dental, como odontóloga y como empresaria. Y en el 2003, abre su primer oficina pequeña y sin pacientes en Mission Viejo, con un optimismo y fe inusuales. Hoy día, cuenta con más de 4500 pacientes, muchos de ellos aún están con ella y han traído a sus familiares y amigos. Es que la doctora, además de ser una excelente profesional, se conecta con sus pacientes a otro nivel, a ella le interesa la persona que está enfrente suyo. Su oficina dental actual, llena de luz, es moderna y cuenta con tecnología de avanzada, completamente digitalizada, ofrece una atmósfera confortable y segura en donde el paciente puede disfrutar de una película o música agradables mientras la doctora o especialista lo está atendiendo en una cómoda silla que lo hará sentir muy relajado. Su práctica incluye especialistas de Cirugía Oral, Implantes y Ortodoncia y cuenta con un personal altamente capacitado, amable y bilingüe.
La doctora Martha Liliana Alvarez nace en Pasto, ciudad al sur de Cali, de una familia muy singular, es la menor de cinco hermanos y crece admirando a su padre por sus muchas virtudes y conocimientos. Cuando nace, su papá ya era un señor grande, tenía 57 años y su madre quince años menos. Su hermano mayor se llama Germán, le sigue Fernando, luego Patricia, Esperanza y Amparo, de 7 años cuando ella nace. Desde chiquita la doctora tenía la preocupación de quedarse sin su papá, eso la aterraba. Se obsesiona y hasta tiene sueños y llora, no quería que eso sucediera. La doctora crece como si fuera hija única, con hermanos y hermanas más grandes que le prodigan amor y la cuidan. No tiene muchos recuerdos de su escuela primaria pero sí atesora cada minuto que vivió en Cali, de su escuela secundaria y de la universidad. “Cuando comienzo la secundaria, la familia se traslada a Cali, allí me gradué del colegio La Presentación y continué estudios en la Universidad del Valle en Cali, Colombia”, dice orgullosa.
Santiago de Cali es una de las ciudades más reconocidas en Colombia por su gente, su arquitectura, su valor histórico, y la recreación que atrapa a todo tipo de turistas. Cali es una ciudad vibrante y mucho más de noche, donde el clima, los sonidos de la salsa y su atmósfera de diversión la coronan como a una de las ciudades más rumberas de Colombia. La doctora vive en Cali por más de 20 años y la considera como su ciudad natal. “En Cali aprendí a ser alegre, a bailar salsa, a que me gusten los toros”, dice con gran satisfacción.
Su padre fue un hombre muy ilustrado, se graduó en 1942 como Médico Veterinario y tenía en su casa una biblioteca muy grande, llena de libros en varios idiomas. Hablaba cinco idiomas, tocaba muchos instrumentos de cuerda, arpa triple, guitarra, mandolina, y más, un hombre muy inteligente. “Era mi héroe, yo lo admiraba mucho, era muy especial”, dice la doctora con amor.
Cuéntame sobre tu madre
Mi mamá se graduó del bachillerato para luego dedicarse por entero a cuidar a su familia. Mamá fue la típica señora que velaba por el bienestar de todos en su casa. Hoy tiene 86 años y más vida y salud que todos sus hijos juntos. Yo la llamo por teléfono cada semana y contesta con una energía envidiable: “Hola hija, ¿cómo estás?, ¡qué gusto saber de tí!, ¿cómo están las nenas?. Su vitalidad es envidiable. Mis padres hicieron una vida muy linda juntos.
¿Te consintieron mucho tus hermanos?
Más bien tenía como siete papás y siete mamás. Pero yo he sido muy juiciosa, mis hermanos estaban grandes y yo terminaba estando sola, rodeada siempre de adultos. Me fascinaba ir a la biblioteca de mi papá, yo no tenía libros infantiles como el ‟Rey Renacuajo” o ‟Caperucita Roja”, ¡nada de eso! Así que hojeaba los libros de medicina de mi papá de anatomía, de fisiología del caballo, de la vaca, en francés, en alemán y en latín que eran los idiomas en los que mi papá tuvo que estudiar su carrera. En esa época, 1942, los libros no estaban traducidos al español. Yo memorizaba las medicinas, los músculos, los huesos, para poder tener algo de qué hablar con él. Me sentaba a su lado y le decía ‟te cuento papi con qué se trata el tétanos” -A ver, ¿con qué se trata?, preguntaba. “Se le tiene que dar 5 mg de no sé qué, más otros miligramos de no sé qué y hay que esperar cuatro días y luego se le hace esto o aquello al paciente”, le decía con seriedad. Él me miraba y se reía feliz porque sabía por qué lo hacía.
¿Tienes recuerdos de la escuela primaria?
De la secundaria tengo muchos pero de la primaria, que la cursé en Pasto, nada que sobresalga. Pero sí de Cali en donde tengo grandes amigas, hermosas profesoras monjas, estudié en un colegio de monjas. En la secundaria yo era muy aburrida, la mejor estudiante, pasaba mis recreos en la biblioteca de la escuela en vez de salir a jugar. En el último año me eligen de presidenta del colegio, así que me tocó dar el discurso de graduación, fue un honor que todavía atesoro. Era también la presidenta del periódico del colegio, andaba detrás de las noticias, de las fotos, muy activa. Tengo recuerdos preciosos.
“Este año nos reunimos para celebrar nuestro aniversario de graduación, éramos como 60. Fue un orgullo verlas a todas tan bellas, elegantes, y bien conservadas. Y escuchar sus historias, fue muy gratificante. En Facebook salieron 150 fotos con todo el grupo y el comentario era, “todas se ven muy bien”. Ninguna se ve como que “ya pobrecita, lleva 30 años de graduada, se la llevó la vida”, ¡no!, ¡ninguna! Por eso quiero tanto a Cali, Cali nos dio vida, alegría, estudio, posibilidades de trabajo”, dice contenta.
¿Por qué estudias odontología?
Mi destino era ser médico porque toda la vida me preparé para eso, pero a los 17 años, empiezo a ver que los médicos tienen que pasarse 48 horas sin dormir, 72 horas sin dormir, y yo dependo de dormir para poder funcionar. Cuando entendí eso, reevalué todo y me dije ¿qué? ¡Dios mío! ni siquiera voy a poder cuidar a nadie si yo dormida no respondo ni por mí misma. Por eso decidí ser odontóloga. En mi casa fue un shock porque todos esperaban que yo fuera médico.”Tú me habías dicho que serías médico”, dijo mi papá. Todos me miraban perplejos. -Papi, tú sabes que no puedo trasnochar, que soy muy dormilona, te prometo que seré una buena dentista. Al fin me apoyan y empiezo mi carrera inmediatamente en Cali, en una universidad muy prestigiosa, la Universidad del Valle, no es privada pero sus exigencias son altísimas. Mi papá fue profesor de allí y fundador de la facultad de Zootecnia, fue pionero en la inseminación artificial de animales. Uno de los beneficios que ofrece esa universidad es que si tus padres fueron profesores, tu estudio es gratis. Yo terminé mi carrera sin pagar nada. Aquí escucho que los odontólogos empiezan sus carreras con deudas enormes, 250 mil dólares o más.
¿Cuántos años tenías cuando te gradúas?
Veinticuatro e inmediatamente abro el consultorio dental donde trabajo por 10 años, luego nos trasladamos a California.
Espera un poquito, ¡Cuéntame el romance primero!
Yo terminaba de trabajar en mi consultorio a eso de las 7 de la noche, iba al gimnasio y luego al bar de mi sobrina Ana Jimena, la hija mayor de mi hermana mayor, éramos casi de la misma edad. Me esperaba todos los días en su bar, Adagio, en un barrio muy lindo que se llama El Peñón. Ella me quería casar a toda costa y un día me dice:” Martha, acaba de llegar de Bogotá un ingeniero muy reconocido compañero de colegio de mi novio, se llama Paulo Andrés Martínez-Cleves y te va a ¡encantar!”. En ese momento yo estoy ennoviada con un italiano y él, con otra niña en Bogotá. Un día estoy allí con mi novio, un italiano buen mozo pero muy consentido, cuando me dice Ana Jimena en secreto, “¡llegó Paulo Andrés!” y yo le digo, “¿dónde está?” cuando veo venir a alguien con una sonrisa amplia directo hacia mí. Cuando se presenta dice, ¡Así que tú eres la famosa tía! A mi lado estaba mi novio muy tranquilo. Paulo se sienta al lado y empieza a hacer caritas, a pasarme cigarrillos, el encendedor, a tomarme mi mano y yo a quitarla. Al rato mi novio me dijo que pidiera algo para comer y se fue a una mesa con otros amigos.
A Paulo Andrés, ingeniero de un canal de televisión en Bogotá, le ofrecen un gran incentivo para que trabaje en otra empresa en Cali la que acepta gustoso puesto que es caleño, así que se traslada y deja a su novia en Bogotá. Ana Jimena le da todos los pormenores de su nuevo trabajo a la doctora. Ni lerda ni perezosa visita a su amiga íntima Kitty, y le pide que la acompañe a buscar al ingeniero que había conocido en Adagio un mes atrás, porque “hablé una vez nada más con él y me encanta y lo quiero volver a ver. Yo quiero saber más de él”, le dijo.
¿Cuándo vuelves a verlo?
Convenzo a Kitty, una niña muy formal, que me lleve al canal donde trabaja Paulo Andrés. Él supuestamente salía de trabajar a las 6 así que nosotras debíamos llegar ‘por casualidad’ a la entrada del canal para verlo, y yo le diría ‘¡hola! qué casualidad’. Finalmente Kitty acepta. Estamos arregladísimas, yo voy con una minifalda que todavía guardo, unos tacones altos, bronceada, mi pelo estaba oscuro y con bucles, lucía muy elegante. Nos bajamos del carro y en ese segundo una nube estalla contra otra y una lluvia torrencial nos baña en segundos. Cali tiene clima tropical, llueve torrencialmente sin razón, está tranquilo y de pronto cae una gran tormenta. ¡Estábamos las dos empapadas! Kitty voltea para mirarme y yo a ella, y nos reímos sin control. Corrimos a la entrada del canal para guarecernos, llegamos a la portería donde un mundo de empleados se agolpaba por la tormenta, nosotros estorbábamos allí. Kitty desesperada me dice, “y ahora, ¿qué hacemos?”, “pues, ¡preguntá por él!”, le dije decidida. Kitty pregunta si está el ingeniero Martínez, y la portera pregunta: “¿de parte de quién?”, le doy mi nombre, y cuando vuelve dice: “que no le suena”, y las dos estallamos a carcajadas rodeadas de toda esa multitud. Pero Paulo se quedó intrigado y vino hasta la portería y cuando me ve, dice ¡Tía!, ¡te mojaste!, nos hace pasar a su oficina y me seca con toallitas. Ahí empezó el romance.
La doctora termina con su novio a los dos meses, a Paulo Andrés le tomó un poquito más. Estuvieron dos años de novio y luego se casaron.
¿Qué es lo que más les gustaba hacer durante el noviazgo?
Ir a rumbear. Adagio vivía de nosotros, íbamos allí todos los días. Comíamos todos los días las cosas ricas típicas colombianas y pasábamos con agua ardiente, no importa si era lunes, martes, miércoles, jueves o viernes, y todavía no se nos quita.
“Antes de casarme aún vivía en mi casa con mi mamá, tenía 30 años. Mi papá había muerto el día que cumplí 21. Creo que él intuyó mi angustia de perderlo de chiquita y dijo ‘no te preocupes’. Lo lloré igual por años, todavía hablo de él y me entristezco. La relación entre Paulo y mamá ha sido un camino lleno de baches. Paulo Andres llegaba y le decía: ¿dónde está mi mujer? A ella se le salían los ojos de las órbitas. Paulo entró con fuerza, con dominio, y mi familia es muy conservadora y él, tiene desparpajo, es muy espontáneo, así que mamá trató de ponerle un freno y dijo: ‘un momentito, aquí la niña sale casada, ¡así no señor!, aquí tenemos buenas costumbres’. Un día le dije ‘mami te amo, pero no quiero irrespetarte, me quiero ir a un apartamento para poder hacer mi vida’. La maté pero me fui. Mi último año de soltería lo viví en un apartamento sola por primera vez. Fue un año espectacular, me lo pasé preparándome para el matrimonio”, dice feliz.
La doctora tiene entre sus pacientes, a una niña flaquita, recién llegada del campo, que le produce una gran consternación y deseos de proteger. Cuando le pregunta qué hacía, con quién vivía, de repente le pide que viva con ella en su pequeño apartamento adonde se termina de mudar. Ella acepta, así es como conoce a Francita, su nana, tenía 16 años entonces y la semana pasada cumplió 30. “Desde entonces hasta el día de hoy, Francita me acompaña y es parte de nuestra familia”, dice orgullosa.
La doctora se casa, sigue trabajando en su consultorio, queda embarazada de su primer niña, Sofía y cuando está de 8 meses, Paulo encantado, le dice que aceptó un brillante trabajo en Odetics Broadcast en California, una compañía importantísima y que se mudarían en un mes. Venden el consultorio en Cali, Sofía nace tres semanas antes por tanto estrés, y la familia llega a este país con un bebé de seis semanas, y ocho maletas a vivir en un hotel por tres meses en Anaheim cerca de la empresa. Al cuarto mes se mudan a un apartamento en Newport Beach en donde viven por dos años y en donde nace la segunda hija, Andrea. Ya más establecidos alquilan una casita en Irvine y finalmente en 2004, compran su primer casa en Ladera Ranch en donde viven actualmente.
¿Cómo fue la experiencia en este país?
Recién llegados, Paulo viaja de Europa a Singapur, yo encerrada en el hotel con mi bebé, sin conocer a nadie, me sentía desolada. Paulo consciente de mi frustración me pide que me tome un descanso y que fuera a Colombia por un mes. Al llegar a Cali juré nunca más regresar. Pero mi hermano Fernando me da la buena noticia que yo en California podía sacar la licencia para practicar mi carrera. Nos informamos muy bien y supe que los dos primeros cursos, de cuatro, los podía estudiar en Bogotá pero rendirlos en los EE.UU. De regreso a la vida y llena de ilusiones, le doy la buena nueva a Paulo. Muy contento me alquila un apartamento en Bogotá, cerquita de donde yo tenía que estudiar. Con Sofía, mi madre y Francita nos instalamos. Rendí mis dos exámenes en Puerto Rico, por ser tierra americana y regresé a California para completar los otros dos estudios y exámenes. Al tercero lo cursé en UCLA y al cuarto, en la Universidad del Pacífico en San Francisco.
Los exámenes eran cuatro y sólo se los podía presentar cada tres meses, así que son doce meses, y tres meses más, para recibir el último resultado. En total son 15 meses. Yo saqué mi licencia en 15 meses, tal vez éste, es el mayor logro mío.
“Cuando obtuve la licencia trabajé un año en una oficina dental para aprender el sistema de este país. Ese año estuve esperando a Andrea, mi segunda hija, siempre de tacones altos, con mi gran panza, aprendí todo lo que debía saber para abrir mi propia oficina. ‘¿Quiénes van a ser tus pacientes?, pregunta Paulo, y yo le contesto segura: ‘¡tus compañeros de trabajo!, pasa tarjeta, hay 1500 personas!’ Y Paulo me sigue la corriente, los dos somos iguales, no tenemos miedo, conseguimos el local y lo abrimos en la ciudad de Mission Viejo, en el sur del Condado de Orange”, dice feliz. Mauricio Sornoza, compañero de trabajo de Paulo, es uno de los muchos que se convirtieron en sus pacientes de su primer oficina, y toda su familia, sus hijos y sus nietos, son sus pacientes.
La doctora Alvarez y su esposo, además de ser grandes compañeros, son socios de negocios, él es el Administrador General de Dentist 4U y de los seminarios que la doctora da en Colombia, además de atender su exitosa compañía MC Consulting Latin America.
¿Cuál es tu próximo objetivo?
Deseo ver a esta oficina florecer, que mi equipo y pacientes se sientan muy bien. Está la posibilidad de crear una franquicia de Dentist 4U, en mi programa de radio las personas que llaman preguntan cuando habrá una oficina en Los Ángeles, en Riverside o en San Diego. Además, quisiera ser conferencista sobre odontología, hacen ya dos años que doy seminarios en Colombia en Cosmética Dental que es lo que a mí me gusta, estamos llevando las técnicas de Lumieers y Snap-On Smile a Colombia, esas dos tecnologías no se conocían hasta que nosotros las llevamos. Paulo es el director del negocio y yo soy la conferencista. Esa es mi ilusión, enseñar por eso tengo mi programa en la radio, quisiera llegar a la televisión, llegar a más público.
¿Hace cuánto tiempo que estás en la radio?
Tres años, es un programa semanal de una hora, en este momento son los viernes a las 2 de la tarde en la 690 AM y cubro temas dentales y los radioescuchas me llaman con sus inquietudes y preguntas. Es un programa de ayuda a la comunidad y desearía hacer más por ella. En Univisión he tenido un programa por radio y estamos viendo la posibilidad de tener un segmento por televisión. Otro canal de televisión me entrevistó recientemente y me ofrecen espacio en su canal.
¿Cuáles son tus pasatiempos?
Mis hijas, además de disfrutarlas considero que son muy independientes, yo sólo las cuido y verlas crecer, verlas progresar, ese es mi hobby. Además, amo viajar, leer, bailar, cine, teatro. Amo la vida y todas las oportunidades que me de para compartirla con los demás. Mi felicidad es compartir mi vida con otros.
Sofía tiene 12 años y Andrea 9, las dos son el orgullo de sus padres. “Sofía se parece mucho a mi papá, tiene gran inclinación por la música, en un año pasó las asignaturas de 6to, 7mo y 8vo años. Toma un libro de 600 páginas a las 4 de la tarde y dan las 2 de la mañana y dice, ¡ya me lo leí!. Tiene una concentración y madurez impresionantes. Las dos hijas practican equitación, Sofía acaba de calificar en 11va categorías en las finales del Orange County Show Horse Association (OCSHA), la que califica a los jinetes en Orange County. Andrea es una bendición, son muy diferentes pero esta muchachita sigue los pasos de su hermana mayor. Ella tiene a su hermana como a un ejemplo a seguir, como a su héroe.
“Yo no sabía que a través de mis manos y de lo que yo sé hacer, podía ayudar a tanta gente. Lo que me gusta de mi carrera no es el dinero o lo que se pueda hacer con él, sino ver a la gente todos los días, darles un abrazo, darles mi apoyo. No sabes cuantas personas vienen aquí a consolarse, y yo sólo las abrazo, las beso. La gente en este país muere de soledad, de tristeza, vienen aquí a buscarme porque necesitan ese acercamiento. Cuando ven a una doctora que se les acerca, que es un ser humano a la que le interesa el otro, se sorprenden, y esa es la relación que yo tengo con mis pacientes aquí y por eso es mi oficina diferente a todas las demás, simplemente por eso”, concluye la doctora Alvarez.
Mission Viejo, CA 92691
(949) 455-9480
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