Dr. Enrico Avola, Director del Departamento de Seguridad del Vaticano
admin | Dec 17, 2014 | Comments 0
“Nosotros estamos asignados a velar por la seguridad de la Plaza San Pedro en el Vaticano. Todos los fieles y turistas que quieren acceder a la Basílica de San Pedro deben pasar por detectores de metales para asegurar que no lleven consigo ningún objeto que pudiera afectar la seguridad de alguien o del Vaticano. Asimismo controlamos el ingreso a la Santa Oficina dentro de la ciudad del Vaticano. También ejercemos estrecho control en las audiencias de misas celebradas por el Santo Padre en la plaza. Somos responsables además, de la seguridad del Papa cuando sale fuera del Vaticano a visitar otras basílicas, parroquias, o ciudades de Italia, -motocicletas, policía de tránsito y un núcleo restringido de personas altamente capacitadas en seguridad lo acompañan. Con el Papa Francisco estas medidas son más flexibles debido a que a él le agrada el contacto directo con los fieles, haciendo nuestra actividad más compleja. También interviene la Fiscalía, quien cuida su seguridad en las ciudades.
Yo estuve a cargo de la seguridad del Papa Ratzinger por cinco o seis meses, y era muy diferente, muy rígido, muy preciso. Con este Papa, todo se volvió una revolución, lo aman mucho y la gente quiere acercarse demasiado a él y nos encontramos cuidando la seguridad física del Papa y también la de los fieles todo el tiempo.
Estos actos de amor a nosotros nos emociona, ver que los fieles puedan estar tan cerca de él, es interesante y muy diferente al anterior. Este Papa no quiere fricciones, él quiere ser accesible a los fieles. Otro día, mientras transitábamos por una ciudad debimos detenernos porque una persona cruzaba la calle, con el Papa Francisco nosotros tenemos que parar, él saluda a todos los fieles, a veces nos intranquiliza ese exceso de afecto, de amor, porque puede crear accidentes, y nos exige estar siempre alerta.
En un viaje a Lampedusa hubo una larga fila de coches desde el Vaticano hasta el aeropuerto Ciampino, y en vez de cerrar las calles como sería nuestro procedimiento normal, paramos en los semáforos, un motociclista que estaba al lado nuestro, no podía creer que estaba al lado del Papa, toda la gente se quedaba maravillada y asombrada al ver al Papa Francisco al lado de ellos. En otra ocasión, un autobús nos hizo detener porque llevaba a un muchacho discapacitado, el Papa lo bendijo, ¡todo esto está fuera del protocolo! Y cuando va a rezar a la Basílica de Santa María Mayore quiere privacidad, pero nosotros nos quedamos cerca, cuidándolo a la distancia, limitando nuestros recursos y esto es motivo de preocupación constante porque los fieles o fanáticos pueden causar situaciones peligrosas o accidentes. Con el Papa Francisco tenemos que extremar nuestra atención”.
Por Susana Fortunati
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